¿El secreto para vivir más y mejor? La experta Mónica de la Fuente lo tiene claro: ¡ser feliz!
Detener el proceso de envejecimiento no es cuestión de cremas caras, tratamientos ni cirugías. Conseguir vivir más depende, sobre todo, de cómo vivamos la vida y afrontemos los problemas. Esta es la conclusión a la que ha llegado Mónica de la Fuente, eminente investigadora en bioquímica y catedrática de fisiología de la UCM. “Empecé a investigar en los 80 y todos me decían que estaba equivocada, pero yo veía que la gente triste vivía menos: personas que enviudaban y desarrollaban cáncer, jubilados que en solo un año sufrían un bajón tremendo… Quería saber por qué enfermamos, y cómo llegar a los 120 años que hoy sabemos que podemos vivir. ¡Hay una francesa que ha llegado hasta los 122!”, asegura la también académica de la Real Academia de Doctores de España.
Edad cronológica Vs. edad biológica
Una cosa es la edad del calendario, la cronológica, y otra la que va por dentro, la biológica. Esta segunda es la que marca cómo nos encontramos y a qué velocidad estamos envejeciendo. “Hay personas de 30 años que tienen una velocidad de envejecimiento de 60 y gente de 100 años que envejece al ritmo de una persona de 30”, explica de la Fuente. ¿Y de qué depende la velocidad de nuestro declive? Pues, sobre todo, del estado de nuestro sistema inmunitario que es el que regula nuestro equilibrio funcional y está estrechamente ligado al sistema nervioso, lo que explica por qué el estrés nos deteriora tanto.
Aquí es donde llega la buena noticia: los genes no determinan por sí solos cuánto viviremos. La mayoría de investigadores coinciden en que depende mucho menos de la genética heredada (25 %) que del estilo de vida (75 %), lo que significa que vivir más está en nuestras manos. “Empezamos a envejecer a los 18 años y a partir de ahí somos responsables de cuánto tiempo vamos a vivir y con qué calidad de vida”, confirma la catedrática. “Con la de información que nos dan para vivir mejor ¡y nadie nos ha explicado esto!”, se exclama.
Lo mejor: no importa haber tenido malas rachas. Una persona con edad cronológica de 30 años que ahora tenga una edad biológica de 60 puede reducirla y volver de nuevo a los 30 si toma medidas para bajar su ansiedad, su estrés y/o sus malos hábitos.
Consejos para vivir más y mejor
Para Mónica de la Fuente “la salud es una mesa con cuatro patas”:
Evitar los hábitos nocivos: tabaco, drogas, consumo abusivo de alcohol… pero también la falta de sueño. “Dormir menos de 8 horas diarias puede debilitar hasta un 70 % nuestro sistema inmunitario”, recuerda la doctora.
Comer adecuadamente, variado, sin excesos, no abusar de la carne, comer frutas y verduras (fuente de minerales), cereales integrales y legumbres (fibra), frutos secos y aceite de oliva (antioxidantes)…
Mantenerse activo, física, mental y socialmente. La longevidad no se consigue mano sobre mano; el estrés es necesario. “Anular el estrés es morirse”, concluye la investigadora.
Ver el vaso medio lleno. “En un experimento con ratones vimos que al ponerlos en un laberinto que no conocían había individuos que lo llevaban bien y otros mal. Los que tenían más miedo y ansiedad siempre se morían antes”, afirma la catedrática. “En personas, vemos que las deprimidas o con ansiedad producen mediadores y hormonas diferentes, su sistema inmunológico no las defiende y como consecuencia las gripes les duran más y las vacunas les protegen menos. Sin embargo, las personas felices tienen un mejor sistema inmunitario y por eso algunos hospitales usan la risoterapia para mejorar la recuperación postoperatoria y la respuesta a tratamientos contra el cáncer”, explica la doctora.
Ella misma ha modificado sus hábitos y predica con el ejemplo, a pesar de ser una mujer muy ocupada. “Como no tengo tiempo de ir al gimnasio, aprovecho cualquier ocasión para estar activa. Por ejemplo, subo las escaleras en vez de coger el ascensor. Como bastante, pero sano. Tengo un metabolismo ‘apañado’ y aunque sé que hay dulces o comidas preparadas que no son buenas, si me gustan mucho como un poco, que también va bien para generar defensas. Además, intento no dejarme llevar por la presión de la gente o del trabajo. Y si alguna vez estoy decaída, me digo: ‘venga, arriba’”. Y es que nadie mejor que ella sabe que la desmotivación es una de las cosas que más envejecen. “Si uno quiere morirse, se muere”, certifica.
Al final, las investigaciones de Mónica de la Fuente prueban que la edad del calendario no es la más importante y que la vida no es que lo que vivimos sino cómo nos lo tomamos. Ver el vaso medio lleno no solo nos hará vivir felices sino que nos permitirá llegar hasta los 120 años.