Cada año en el mundo nacen unos 15 millones de niños prematuros (antes de cumplir las 37 semanas de gestación), es decir, más del 10% de los embarazos (datos de la OMS).
Estos casos son atendidos con especial atención por el personal hospitalario, y en particular por las matronas, como Maite Villar, del Hospital de Getafe.
¿CÓMO SE HACE EL MÉTODO CANGURO?
Fue inventado en Colombia en 1978 ante la ausencia de incubadoras, por lo que los padres se involucraban en los cuidados del bebé prematuro en el hospital. Actualmente se combina el método canguro con la incubadora, además de usarlo en momentos estratégicos. Por ejemplo, sostenerlos en brazos a la hora de realizar pruebas. La comadrona explica: “Da lo mismo que se haga con el padre o la madre. Se trata de dar afectividad y calorcito, que el bebé oiga sus corazones, y para eso sirven los dos”.
UNA SOLUCIÓN “MÁGICA” QUE LO MEJORA CASI TODO
Regula la temperatura corporal y evita enfriamientos a los bebés prematuros, a quienes les cuesta controlarla temperatura.
Mejora la frecuencia respiratoria y evita apneas, dado que en contacto con el adulto, el bebé puede oír su respiración e imitarla naturalmente.
Estimula la lactancia. El contacto del bebé con el pecho de la madre incrementa la producción de leche, aumentando las posibilidades de que la madre amamante al bebé de forma exclusiva y durante más tiempo.
Mejora la calidad del sueño, ya que al estar en un lugar que el bebé siente como seguro le permite alcanzar un sueño profundo y tranquilo.
Reduce la liberación de cortisol, hormona del estrés, que sufriría el bebé al estar separado de la madre. “Estar con sus padres, olerles y oírles el corazón tiene un efecto sedativo”, asegura la comadrona.
Proporciona confort y tranquilidad a los padres, porque sienten que pueden contribuir a mejorar la salud de su bebé, mejora el vínculo y, en el caso de la madre, se descarga oxitocina, que ayuda a la recolocación del útero.
INTENTANDO ESTAR COMO EN CASA
Desde que el método empezó a aplicarse en España en los años 80, las maternidades se han ido adaptando. Según cuenta la comadrona, en muchos hospitales “se han vuelto más abiertos, se puede pasar la noche, entrar y salir las 24 horas, comer, tomarse un café y, en definitiva, lograr que el recién nacido esté casi como en casa”. Eso sí, siempre hay puntos en los que progresar, por ejemplo, poniendo luces tenues, acondicionando el espacio según indicaciones de la OMS, promoviendo el primer vínculo de las madres con los bebés… No es para menos. El futuro del 10% de la población depende de ello.